Tardaré
un poco más de tiempo en olvidarte, sólo necesito algunos meses o quizá un par
de años, pero sé que esto pasará, así
como todo pasa en la vida.
Tardaré
un poco más en volver a confiar en alguien, en entregarle mis sueños como
premio a su compañía que seguro, prometerá eterna.
Tardaré
en recuperar la cordura que un día se fue con aquella lluvia de junio y que
ahora intenta regresar en invierno.
Tardaré
en construir nuevas formas de ver el mundo, diferentes a las que algún día me
ensañaste, pero es necesario porque sólo así podré aprender a vivir de nuevo,
aunque ahora, sin ti.
Tardaré
en borrarte de mis noches, en recorrer de nuevo las ruinas del mundo con
zapatos diferentes a los que usé cuando caminé contigo.
Tardaré
en contar las estrellas, olvidando que me regalaste cada una de ellas.
No
creo que sea suficiente el tiempo que ha trascurrido, pero no llevo prisa; al
fin y al cabo es una sola vida y si debo vivirla sin ti, debo disfrutar el
recorrido.
“Lleva
tiempo” me dijo mi madre mientras limpiaba
con sus dedos la humedad de mis ojos, “Lleva tiempo dejar ir a alguien, pero
aquella persona no estaba cuando naciste, aquella persona no te otorgo el don
de respirar, así que ahora no puede arrebatártelo.”
Entonces
no lo entendí, pero ahora sé que quizá tarde un poco más de lo previsto, pero
al final y al cabo, el tiempo es tan propio como el dolor, tan relativo como el
amor y tan sublime como el viento que hoy rosa mis mejillas recordándome que
sigo con vida.